Semanas atrás llegó a mis manos un
libro cuyo título me invitaba urgentemente a su lectura: “La
izquierda ante el colapso de la civilización industrial / Apuntes
para un debate urgente”, y efectivamente no me equivocaba, este
libro del activista y divulgador ecologista, Manuel Casal Lodeiro, da
en el clavo de un asunto fundamental en el que la izquierda navega a
la deriva.
Da un repaso a las diferentes
declaraciones y posicionamientos de diversas personalidades de la
izquierda institucional, que mayoritariamente basan su discurso
económico en prometer el crecimiento económico a toda costa, en el
desarrollo de las fuerzas productivas, para repartir la riqueza
correspondiente. Un discurso socialdemócrata keynesiano que está
fuera de lugar porque como muchas sabemos -y Manuel lo expone con
claridad en su obra- el crecimiento económico es historia, el cénit
de producción de la mayor parte de los combustibles fósiles que han
hecho posible la sociedad del consumo y del crecimiento exponencial
ha llegado. Es decir, esta civilización ha tocado techo, y ahora
toca mirar hacia abajo, esto es, irremediablemente tenemos que
reducir el consumo de materias primas energéticas, lo que conlleva
reducir toda nuestra actividad productiva.
El decrecimiento no es ningún tipo de
teoría que algunas personas estemos dispuestas a imponer o un
capricho del movimiento ecologista. El decrecimiento es una
imposición material de la realidad que viene y de la que ya es, la
diferencia es que estamos dejando que el sistema capitalista lo
organice de forma injusta. Es decir, si los países ricos mantienen
el crecimiento de sus economías, este crecimiento recae sobre las
espaldas de los países pobres, que paradójicamente suelen ser los
que más recursos suelen tener bajo sus pies. Para repartir la
riqueza, como promueve la izquierda, lo primero que hay que hacer es
analizar de dónde proviene esa riqueza. Uno puede proponer el
reparto del trabajo dentro de sus fronteras para vender camisetas
producidas en condiciones de esclavitud en otro lugar, con un consumo
de recursos brutal para su producción y su transporte. Bananas
ecológicas de Ecuador, un producto al alcance de cualquier europeo
que tenga dinero para pagar semejante despropósito de consumo de
recursos, y que además lo llamen “ecológico” no deja de ser un
ejercicio de hipocresía similar al de prometer el crecimiento
económico con una mano, y con la otra firmar el Manifiesto
Última Llamada (un llamamiento que advierte del fin de los
recursos que lo hacen posible), como hicieron muchos líderes de la
izquierda institucional.
Una lectura muy recomendable para los
tiempos que vienen, plagado de referencias de reconocidos
investigadores, divulgadores y activistas ecologistas. Sin duda una
lectura imprescindible para ser más conscientes del mundo que viene
y cómo afrontarlo, y principalmente, para aquellas personas que
siguen creyendo en el crecimiento económico y en el desarrollo de
las fuerzas productivas. Hay otro mundo posible, la economía de los
cuidados, la de la reducción material y energética y la del
crecimiento personal, de las relaciones y del bienestar y el buen
vivir: el decrecimiento.
La elección no está entre reparto de
la riqueza o acumulación solamente, debemos de frenar la producción
misma. La verdadera decisión que tenemos que afrontar es ¿susto o
muerte?.
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