28 nov 2012

La Economía del Bien Común, una introspección humana para lograr un mundo más justo

La primera vez que escuché hablar de la Economía del Bien Común (EBC) fue a través de Internet, en un video en el que un señor, llamado ChristianFelber, explicaba muy didácticamente en qué consistía, y cómo se podría articular la EBC, para crear un mundo más justo y equitativo, a la par que respetamos el planeta en el que vivimos y a sus habitantes.

He de reconocer que en un primer momento, me mostré escéptico ante este asunto, ya que siempre salen nuevas ideas económicas que no resuelven el problema de fondo. En este caso yo echaba de menos una crítica más fuerte sobre el sistema monetario o la usura. Pero he de decir, que acabé entendiendo, que las bases democráticas que sentaría un sistema como la EBC, provocaría irremediablemente ese debate, una vez se comience a implantar. Y ¿por qué?... pues voy a detallar, en qué consiste este sistema y lo acabaréis entendiendo perfectamente.
Según una reciente encuesta en Alemania el 88% de los habitantes desea un nuevo orden económico. Y en Austria, donde la calidad de vida es superior, esta cifra alcanza el 90%. ¿Existe algún precedente en la historia de la humanidad en el que 9 de cada 10 personas se pusieran de acuerdo en algo? Es difícil poner de acuerdo a tal porcentaje de personas dentro de una sociedad. Este ya es un síntoma de que no se están haciendo bien las cosas.

La EBC se basa en poner en paralelo los valores, deseos o anhelos personales y relaciones humanas, los que nos aportan bienestar y felicidad interior, con el sistema económico. Las bases de la EBC, están sentadas sobre el trabajo de Christian Felber, que es miembro fundador de ATTAC Austria, entre otras muchas cosas, y 15 empresarios (de manga corta según comenta Felber) que les ha tocado el corazón la idea, y también su implementación práctica. Esto comenzó en 2010 y a día de hoy ya se han sumado al proyecto 600 empresas de 14 países.

La explicación a que tanta gente esté de acuerdo en cambiar el orden económico es sencillo. Los valores personales que más valoramos en nuestra vida personal: honestidad, aprecio, confianza, responsabilidad, solidaridad, compartir... chocan frontalmente con los valores impuestos en la legalidad del sistema económico actual: egoísmo, avidez, envidia, desconsideración, irresponsabilidad, desconfianza... estos valores son consecuencia de que el sistema económico dominante, impuesto por decisiones políticas, juega con dos factores esenciales, el mayor lucro posible, es decir, el máximo beneficio financiero, y la máxima competencia como valor preponderante. El problema es que estos patrones que no queremos para nuestra propia vida personal, son potenciados por la legalidad vigente, y evidentemente se han extendido de la realidad empresarial a nuestras propias vidas, ya que gran parte del tiempo, lo pasamos dentro del ambiente empresarial, como trabajador o empresario.
Entonces ¿qué pasaría si en lugar de fomentar los vicios humanos, fomentamos las virtudes humanas? Aquí está la clave de la EBC. Actualmente el sistema económico se basa en lucro y competencia, y la EBC pretende dar un giro a la política y sustituir gradualmente el sistema económico por la cooperación y el bien común.

¿Cómo medimos el éxito económico hoy? El objetivo originario de la economía es satisfacer las necesidades y aumentar la calidad de vida. El dinero es un medio para organizar la producción y el trabajo de forma compleja, por lo que no podemos medir el éxito del sistema económico mirando el medio utilizado, en este caso el dinero, lo tenemos que medir según la meta originaria, la satisfacción de las necesidades y la calidad de vida.

El Producto Interior Bruto (PIB) de un lugar no nos revela el éxito de una sociedad, no nos dice si sus habitantes viven en paz o en estado de guerra, si tenemos democracia o dictadura, no nos dice tampoco el cuidado del ecosistema existente, si el reparto de la riqueza es justo, si hay una minoría excluida, o gente que pasa hambre, si en una sociedad hay confianza o miedo, no nos vamos a enterar viendo un PIB creciente, este es un error metodológico fundamental. La EBC propone sustituir el PIB por la medida del cumplimiento de los valores que hacen que el ser humano viva con mayor calidad de vida. ¿Y cómo se puede medir? Un ejemplo es el estado de Bután, en el que miden en lugar del PIB, el indicador de felicidad nacional. Ellos una vez al año, preguntan a toda la población, mediante un formulario, preguntas del tipo: ¿confía usted en sus vecinos? ¿cómo ve el futuro? ¿qué tal les va a sus hijos? ¿tiene cada día tiempo para recrearse o meditar?... son 70 preguntas, y con ellas se pueden acercar al estado de felicidad general que sienten sus habitantes, mucho más que midiendo el crecimiento del PIB.
El valor de las empresas, al igual que el PIB, se basa en un indicador financiero. Por lo tanto, una empresa que triplica sus beneficios financieros ¿nos dice algo de si esta empresa crea o destruye empleo? ¿mejora o empeora las condiciones de los trabajadores? ¿trata igual a mujeres y hombres? ¿cuida o destruye el medio ambiente? ¿fabrica armas o alimentos biológicos locales? No nos dice nada fiable de los valores que realmente sirven para el bienestar de las personas. Incluso los empresarios que ponen en práctica valores poco o nada éticos, tampoco pueden ser felices en lo más profundo de su persona, vulnerando la felicidad de los demás. Esto no significa que haya que olvidarse de la viabilidad económica de un proyecto empresarial, simplemente se trata de priorizar los valores sobre el beneficio monetario.

Si nos fijamos en los valores más repetidos en la Constitución de la mayor parte de los países, los cinco más comunes de todas son: dignidad humana, solidaridad, sostenibilidad ecológica, justicia social, y participación democrática y transparencia. Por lo tanto, cabría decir que la EBC no es nada nuevo, solo pretende poner en congruencia, los valores que ya están escritos en las Constituciones, en el espíritu con el que teóricamente se crearon y trasladarlos al mundo empresarial.

Todo esto es posible, gracias al Balance del Bien Común (BBC) que han elaborado en base a estos valores. De forma que los productos que nosotros compramos estarían señalados en su código de barras con un color, en función del compromiso con el bien común de la empresa que crea el producto, con cinco niveles de compromiso, para que el consumidor sea consciente de a quién está comprando, si fomenta el bien común o no lo hace y en qué grado. Pero claro, hoy día, podría poner muchos ejemplos, muchos de estos productos que no cumplen con los requisitos del bien común, son muchas veces más baratos que los productos que si los cumplen. Por lo tanto, esto es otra cosa que habría que invertir. Se pueden cambiar las tornas, con medidas de incentivación impositiva. La propuesta de la EBC es que los impuestos que tengan que pagar las empresas, vayan en función a su aportación al bien común, con lo que tendríamos un rango de impuestos o tasas desde el 0% hasta el 100%, con lo que las grandes multinacionales que utilizan las malas prácticas para obtener beneficios a toda costa, se encontrarían obligadas a cambiar su forma de actuar si quieren pagar menos impuestos. También con la creación de nuevas entidades bancarias, que no prioricen la maximización de los beneficios económicos, y que a la hora de dar préstamos o ventajas en depósitos, el criterio se fundamente en el cumplimiento del BBC de las empresas. Asimismo, también los organismos públicos tendrían muy en cuenta en el momento de poner a concurso una obra o servicio, tendría mucha importancia el BBC, de esta forma desaparecerían del mercado las empresas que no fomentaran el bienestar general.
Hay mucho más, la elaboración de un marco legislativo para las empresas que prohíba: las inversiones financieras con los beneficios para especular en los mercados; absorber a otras empresas contra su voluntad (OPA); distribución de los beneficios a personas que no trabajan en la empresa; y la donación a partidos políticos.

Otra medida que propone el sistema de la EBC, es erradicar las desigualdades salariales. En Austria los salarios más elevados de los altos cargos en las empresas son 800 veces el salario mínimo, en Alemania 5.000 y en EEUU hasta 360.000 veces. Felber, explica que en más de 400 auditorios con una media de 200 personas, ha encuestado a los asistentes mediante un juego, ¿cuál sería el límite entre salario mínimo y máximo que establecerían de forma justa? En 380 ocasiones, la cifra resultante ha sido de 1 a 10. Con lo que si un alto cargo de un banco o multinacional quiere autoimponerse un salario de 25.000 euros al mes, el empleado que menos cobre, tendrá que percibir un salario no inferior a 2.500 euros.

Todas estas propuestas, que explica muy bien Felber, dejan bien claro que deben quedar abiertas a la decisión popular, de forma democrática y asamblearia, para que entre todos decidamos cuáles deben ser los patrones de nuestro bienestar común. A cualquiera le puede parecer utópico, pero la forma de construir una sociedad más justa ha de ser implantada de abajo hacia arriba y no al revés, que es la situación que tenemos actualmente, y que no tiene lógica alguna.

Por último me gustaría compartir este video del programa de Canal33, “Singulars” en el que Christian Felber explica la Economía del Bien Común. Si alguien se siente interesado en profundizar o en colaborar con este nuevo sistema puede encontrar más información en http://economia-del-bien-comun.org/